mayo 01, 2011

Padres Ausentes


Es común suponer que aquellos niños, cuyo padre o madre desaparece de su vida, se enojen con ellos. Las situaciones pueden ser distintas, como que su padre no lo reconozca como hijo o que abandone el hogar y no vuelva. Sin embargo, es muy común enterarse de que a los chicos les da más rabia, en un primer momento, lo que el padre les hizo al abandonar a su madre y no lo que les hizo a ellos. Al ver a la madre triste o enojada por lo que pasó, los niños tienden en general a desatender lo que les pasa a ellos por atender el sufrimiento de la mamá.

Sobre sus sentimientos al respecto, no suelen decir nada. Explican que no están enojados, que no tienen problemas con el padre y que no les molesta. Ahora bien, eso no quiere decir que esto sea así. Parece ser que esta actitud de molestarse más por los otros que por lo que le han hecho a él, es una sobre adaptación, es decir, es un comportamiento forzado que no corresponde a esa edad.

Si indagamos profundamente comienzan a aparecer muestras de enojo y rabia del niño hacía el padre o madre. Es bueno que esto ocurra para que pueda expresarse y abrirse a lo que verdaderamente le pasa. Una buena forma de encarar esta situación es la de fortalecer la comunicación y tratar de hablar con el niño acerca del tema.

El niño no le dice nada de esto a su padre o madre para no agravar su tristeza, por eso sería bueno que él pueda hablar con otro integrante de su familia o con algún profesional. Si el niño no es muy predispuesto a expresarse, un buen momento para hablar sobre este tema es cuando está jugando, dibujando o haciendo alguna otra actividad recreativa. Con esto tratamos de abordar el tema de una manera sutil y casual para sortear las defensas que el niño suele desplegar ante las preguntas directas.

¿Qué se le puede decir a un niño cuyo padre o madre está ausente?

1. En familias en las cuales uno de los padres se ausenta con frecuencia, pero convive con la familia: "tú padre no está en casa pero está presente en mi cabeza y en mi corazón, por lo tanto yo te hablo teniendo en cuenta lo que piensa él. Cuando regrese verás que no son caprichos míos".

2. Después de un divorcio: “aunque tu padre no sea más mi marido, sus palabras en cuanto a tu educación siguen teniendo peso para mí" o bien, "tu padre y yo pensamos este tema de muy distinta manera, yo te doy mi opinión y escucharás también la de él". Si las versiones de ambos padres son irreconciliables, se recurrirá a un tercero neutral. Causa daño psíquico a un niño decirle "tu papá no cuenta, tú sólo me tienes a mí", eso en todo caso lo decidirá otro adulto responsable (un juez, por ejemplo).

3. Sí uno de los padres ha muerto: "las palabras y las ideas de tu papá siguen vivas para nosotros, yo recuerdo las cosas que para él eran importantes como padre".

4. Cuando uno de los padres es desconocido: "tú tienes padre, sino no hubieras podido nacer, pero él sólo participó en tu gestación" o según el caso, "yo sabía que tu padre no iba a vivir con nosotros, pero yo elegí tenerte y criarte a pesar de eso".

Lo que sí debe ser tomado como regla es que un niño no debe sentir jamás que es propiedad de su madre (o de su padre, cuando es la madre la que desaparece de su vida). Nadie puede decirle "soy tu dueño, hago lo que quiero contigo".

Una madre, por más desprecio y resentimiento que tenga hacia el padre de su hijo, no tiene derecho a excluir la existencia del hombre. Puede que sea borracho, criminal o como se lo quiera juzgar, pero es el padre que tiene o que tuvo y forma parte de la historia de ese niño.

Ser madre o padre, es aceptar que el niño es también hijo de ambos.

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