octubre 23, 2013

Influencia de la televisión y videos juegos en niños

En las últimas décadas, junto con el explosivo desarrollo tecnológico, especialmente de las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación que incluyen televisión, radio, música, videojuegos, telefonía, Internet, etc.; se ha comprobado también, la gran influencia que estas tecnologías, a través de su omni-presencia en los hogares, escuelas, instituciones, etc., tienen sobre la salud infanto-juvenil. Nuevas investigaciones, han dado cuenta de dicha influencia, particularmente en aspectos como conducta violenta, consumo de alcohol y drogas, conductas sexuales de riesgo, trastornos alimentarios, nutritivos y otros. 

En Chile, la encuesta AdimarK-Time Ibope y Mindshare (2007) reveló que los niños de 4 a 12 años ven 4 horas de TV por día, el 70% de niños menores de 3 años ve TV en forma habitual y el 75% de niños tiene TV en su pieza.

En niños menores de 5 años existe una marcada capacidad de fantasía y perciben las imágenes de la TV como reales y verdaderas. A diferencia del adulto, antes de los 10 años la capacidad de razonamiento crítico y relacional está limitada. Por lo anterior los menores de 10 años no deberían estar expuestos a telenovelas ni noticieros de TV cuyo sensacionalismo y crudeza de imágenes pueden provocar trastornos del sueño y miedos que alteran su diario vivir. Como alternativa podrían acceder a noticias a través de medios escritos que tienen un impacto emocional menor que la "pantalla".

Algunas de las conclusiones respecto a los tres efectos principales que la violencia en los medios tiene en el público:

  • El efecto mimético directo: niños y adultos expuestos a grandes dosis de espectáculos violentos pueden llegar a ser más agresivos o a desarrollar, con el tiempo, actitudes favorables al uso de la violencia como medio para resolver los conflictos. Los niños aprenden por observación y probando patrones conductuales. Repetida exposición a patrones conductuales violentos puede llevar a aumentar sentimientos de hostilidad, desensibilización al dolor de otros, aumento de la probabilidad de interactuar y responder a otros con violencia. Los videojuegos violentos son un ambiente ideal para aprender a ser violento lo que explicaría el 13%-22% del aumento de la conducta violenta de los jóvenes.
  • El segundo es un efecto más indirecto: la insensibilización. Los espectadores, sobre todo los niños, expuestos a grandes cantidades de violencia en la pantalla, pueden hacerse menos sensibles a la violencia real del mundo que les circunda, menos sensibles al sufrimiento ajeno, y más predispuestos a tolerar el aumento de violencia en la vida social. La violencia en sí misma no es el problema, sino como ésta es retratada, esto hace la diferencia entre aprender acerca de la violencia y aprender a ser violento. Estimulando la violencia en un contexto sexual o cómico es particularmente peligroso, porque se asocian sentimientos positivos con el dañar a otros.
  • El público puede sobreestimar el índice de violencia real y creer que la sociedad en la que vive se caracteriza por un elevado grado de violencia y peligrosidad. En algunos niños la exposición a la violencia mediática los lleva a generar ansiedad, depresión, trastornos del sueño, pesadillas, estrés post traumático.


http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0370-41062008000700012&script=sci_arttext

octubre 14, 2013

Enseñar a valorar las diferencias

Desde hace algunos años nuestra sociedad se compone de una diversidad que antes no habíamos experimentado. Hasta hace algunos años conocer a una persona de otra raza y cultura era algo poco frecuente y exótico. Afortunadamente hoy convivimos con personas de distintas procedencias, que traen con ellos sus diferentes culturas, idiomas, religiones, vestimentas, gastronomías… 

La diversidad siempre es fuente de conocimiento y reflexión, facilita el despertar de la actitud crítica, la curiosidad, el re-planteamiento de ideas, los nuevos conceptos… es una oportunidad para reinventarnos y aprender de los demás aquello que también es válido para uno mismo. 

A fin de hacer presente en el día a día de los niños/as y adolescentes el valor de la diversidad, y evitar situaciones de mala convivencia, incluso de conflicto, los educadores (padres/madres y profesores) tienen un papel relevante. 

Las pautas básicas para la educación intercultural y para fomentar una buena convivencia en los centros educativos y entornos sociales del menor, son:  

  • Tener presente que el respeto es la premisa básica para vivir en sociedad, y más si ésta es plural. Que no compartamos o comprendamos algo: una idea, una vestimenta, una costumbre… no nos autoriza a despreciarla.
  • Explicar a nuestros hijos/as que todas las costumbres están enmarcadas en el contexto histórico e ideológico en el que surgieron. Multitud de factores condicionan el surgimiento y evolución de una costumbre.
  • Enseñarles a situarse en el lugar del otro. Para comprender a una persona, todos sabemos que hay que situarnos en su realidad, lo mismo tenemos que hacer cuando queremos comprender una cultura: informar a nuestros hijos/as sobre su historia, los avatares de sus gentes, los principios que la sustentan, cómo son sus tierras, sus recursos… les ayudará a comprenderla y a situarla en su momento actual. 
  • Evaluar el sentido de nuestras costumbres. Asumimos las costumbres que se nos inculcan en la niñez sin ningún cuestionamiento, las consideramos naturales. Sin embargo las costumbres ajenas nos parecen, en ocasiones, grotescas y disparatadas, fácilmente criticables. Pero… ¿nos planteamos el sentido de las nuestras y qué les parecerán a personas de otras culturas? Enseñarle al niño/a a preguntarse el porqué de las cosas, a mirar con sus propios criterios la realidad, es un sano ejercicio, formarse ideas propias es signo de reflexión e inteligencia. 
  • Todos poseemos nuestra propia escala de valores, la hemos ido “elaborando” con la ayuda de la de la sociedad en que la nacemos, la comunidad en la que crecemos, la familia que nos educa, nuestras experiencias… Conocer la escala de valores de los demás, nos garantiza comprenderlos mejor y aprender algo valioso de ellos. Además podremos descubrir rasgos comunes, como el sentido de la hospitalidad que compartimos con otras culturas como la china o la africana. 
  • Una forma entretenida y sencilla de iniciar a nuestros hijos/as en el conocimiento de otras culturas y costumbres es el uso de sus juegos, algo a lo que sus mismos compañeros les introducirán, la lectura de sus cuentos e historias tradicionales, el análisis de sus refranes o frases populares, el visionado de su cine, sus dibujos animados, conocer a sus personajes ilustres y sus obras, etc.

Pero sin lugar a dudas, la mejor forma de comprender una cultura es tener el privilegio de convivir con gente que proceda de ella, algo que todos podemos llevar a cabo. El entorno escolar nos ofrece hoy en día una gran oportunidad para abrir esa ventana a otras culturas. Debemos tener presente que para nuestros hijos e hijas, lo natural es jugar, hablar, aprender y convivir con niños de distintas procedencias y es esa naturalidad la que debemos asimilar los adultos. 

Compartir su amistad en el patio del colegio, invitarles a los cumpleaños de nuestros hijos/as, hablar con las madres y padres de esos compañeros… Se trata de dejar los prejuicios a un lado y normalizar una relación de padres/madres, vecinos e individuos que conviven en la misma sociedad, ya que todos compartimos los mismos espacios y el mismo deseo de bienestar para nuestros hijos e hijas.

Federación de Asociaciones de 
Padres y Madres de Alumn@s de Aragón. Juan de Lanuza