julio 28, 2012

Niños descoordinados

El cuerpo recoge información a través de los sentidos y busca integrarlos para poder responder al ambiente, tanto a nivel de los movimientos, como de la regulación de la conducta y las emociones. Esta información la recoge para sí mismo (movimiento y posiciones) y para lo que proviene del exterior (visión, audición y tacto).

Si un niño no logra realizar bien actividades cotidianas, es posible que tenga algún problema en la integración sensorial, pues no siempre los problemas de coordinación tienen que ver con daños neurológicos. Una adecuada integración sensorial permite, por ejemplo, estar tranquilos y alertas frente a los aprendizajes. En este proceso se ven involucrados todos los sentidos y algunos, casualmente los más desconocidos, son los que más tienen que ver con la respuesta que somos capaces de dar.

La propiocepción es el sentido que nos da la información acerca de los músculos y articulaciones, que nos permite saber en qué posición estamos y dónde se encuentra cada parte del cuerpo sin mirarlo. Es por este que podemos subir escaleras sin mirarlas ni tropezar, o tomar un huevo con la fuerza precisa para no quebrarlo. Con un “mapa propioceptivo” disfuncional, es probable que los niños sean torpes. Se les derrama el jugo, les cuesta hacer una buena letra, no tienen buen control de la postura, etc.

El equilibrio permite sentir el movimiento del cuerpo a través del espacio, ayuda a mantenernos orientados, coordinar un desplazamiento armónico del cuerpo y reaccionar frente a cambios de gravedad. Las dificultades para procesar esta información se traducen en habilidades deficientes. Por ejemplo, en clases de gimnasia con implementos como pelotas, o en actividades como el dominio de la bicicleta.

La piel agrupa varios sentidos juntos, de los cuales el más conocido es el del tacto. Pero también nos permite sentir temperatura, presión y dolor. Integrados bien, estos sentidos nos permiten disfrutar del contacto directo y defendernos de agentes peligrosos. Está íntimamente relacionado con el sistema emocional del menor; si un niño no logra filtrar adecuadamente la información táctil, puede reaccionar exageradamente frente a un contacto físico inesperado, como ocurre entre los niños en recreo o en un parque. También las texturas de la ropa pueden influir en las actividades de la vida diaria y en las relaciones interpersonales.

Si un niño tiene problemas para integrar información sensorial, es posible que muestre ansiedad y temor porque las busca intensamente o porque trata de evitarlas. Esto es porque lo puede frustrar la dificultad para realizar tareas aparentemente sencillas, como el anudar sus cordones, recortar o andar en bicicleta.

Esta dificultad no es una enfermedad y, por lo tanto, no es progresiva, pero puede acompañar toda la vida, como una forma de ser. Pero no significa que no pueda mejorar. El sistema nervioso necesita de experiencias sensoriales que le ayuden a regularse y mantenerse receptivo a los aprendizajes, sobre todo aquellas que proveen más sensación del cuerpo.

Adaptado del artículo “Descoordinados por naturaleza” de la revista Hacer Familia.

julio 20, 2012

Mamá de vuelta al trabajo


Regresar al trabajo siendo madre puede originar sentimientos de culpa y ansiedad en ella; la preocupación es normal ya que no es fácil desvincularse de un ser tan dependiente de su madre como un hijo.

Al principio la madre suele sentir angustia, cree haber "abandonado" al pequeño y se siente culpable por ello; por lo cual es importante tener un soporte emocional y confianza en la persona que se quedará con el niño, especialmente los familiares.

Los padres que trabajan tienen la tarea de formar niños seguros, con confianza en sí mismos, evitando ser muy dependientes y sobre protectores con ellos. Es importante preparar al niño para afrontar momentos a sola; muchas madres sienten angustia, inseguridad, culpa, pena e inclusive llegan al llanto cuando su niño tiene una caída, sin saber que lo que necesita en ese momento es fortaleza, seguridad, calma y aliento. Si el niño ha generado una imagen segura de la mamá, sentirá mayor confianza y será más fácil establecer una relación con la persona que se quede a cargo.

Recomendaciones para los padres: 

  • La separación madre - hijo debe ser gradual. Se puede empezar con unas pocas horas al día, dejando al niño con alguna persona de confianza, es importante decirle al niño que mamá regresará y le dará un fuerte abrazo, es recomendable dejarle alguna prenda, peluche o algo que la represente y que sirva para sentir su presencia aunque no esté físicamente.
  • Buscar una persona para cuidar al niño, de mucha confianza o algún familiar. Esta persona, familiar o cuidador deberá tener empatía con el niño y saber las rutinas de alimentación y sueño.
  • Es común que en los primeros días el niño tenga reacciones de protesta ante la ausencia de la madre. El niño llora, no quiere comer, no lo recibirá de otra persona. La persona que se quede a cargo deberá tener la suficiente paciencia, respeto y empatía con el niño y darle tiempo para que se adapte.
  • Maneje sus sentimientos de culpa: Los niños de madres que trabajan no necesariamente van a presentar problemas emocionales o conductuales. La preocupación y la ansiedad se transmiten fácilmente, por lo cual es oportuno establecer horarios de encuentro con su pequeño para jugar con él, enseñarle y consolidar el vínculo entre ambos.
  • Establezca horarios para compartir con su hijo, este momento, el más esperado por los padres es muy significativo, los niños reaccionan con mucha emoción al ver llegar a sus padres, los besos, abrazos y juegos son aspectos que quedarán grabados en la memoria y el inconsciente del niño, haciendo de éste un niño seguro, con sólida autoestima. Lo que se debe buscar es que la madre aproveche las horas que tiene con su hijo para ello es un ventaja recibir el apoyo de familiares o la persona que cuida al  niño para las tareas domésticas, sin alterar el momento de los padres y el niño.

Es importante que en los primeros años de vida, el niño establezca una relación de apego, seguridad y confianza con la madre, esto beneficiará el desarrollo emocional del niño a través de su vida. Por eso aproveche todo los momentos que tenga con sus hijos, de modo de crear relaciones de estrechos lazos y llenos de amor!



Adaptado de: http://www.cosasdelainfancia.com/articulos/mama-de-vuelta-al-trabajo.php

julio 08, 2012

Hábitos financieros en los niños

Los grandes parecen estar siempre endeudados y quizá es porque desde la niñez debieran desarrollar habilidades respecto al consumo responsable. Que nos vaya bien financieramente tiene que ver con las costumbres que desde pequeños adquirimos respecto al manejo del dinero, el endeudamiento, el ahorro o la planificación de gastos de cada mes. Sin embargo, este tipo de hábitos no suelen ser enseñados en el hogar y tampoco en el colegio, por lo que muchos llegamos a la adultez cargando con los errores de un comportamiento irresponsable en nuestra economía personal.

Tener presentes algunos consejos para comenzar a traspasar a los hijos la importancia de gastar responsablemente el dinero es básico. A continuación hay algunas recomendaciones:

Mesada: En la medida que existan las posibilidades, es saludable que los niños y adolescentes tengan la oportunidad de administrar una cantidad limitada de recursos, para permitir el desarrollo de habilidades como el ahorro y el consumo responsable. Por supuesto la cantidad estará determinada por la capacidad de los padres y supone la supervisión de los mismos mes a mes.

Cuenta vista: Por lo general este tipo de productos no tienen costo de mantención, o es muy bajo considerando una cantidad determinada de giros al mes. Permitir que los hijos administren sus recursos a través de este sistema es útil, ya que lo acercará a los conceptos de ingresos y egresos a través de la cartola de movimientos y le permitirá evaluar cuáles son sus gastos mensuales al cabo de un tiempo. Vale decir que no opera de la misma forma que una cuenta corriente, la que supone la posibilidad de endeudamiento y mala administración.

Control de gastos: Llevar un orden por escrito de las cuentas es un hábito importante de traspasar, permite tener control respecto a los gastos y saber en qué área quizás estamos perdiendo dinero. Puede parecer engorroso, pero a la larga termina marcando la diferencia entre quienes tienen fugas de dinero y quienes saben en qué invierten cada uno de sus pesos.

Manejar el dinero desde pequeños: La relación con el dinero es algo que nos acompaña durante toda la vida, y acostumbrarnos desde pequeños puede marcar la diferencia en la adultez. Es necesario crear una mentalidad económica, conociendo el valor del dinero, la importancia de ahorrar o las fórmulas para invertir, tareas a las que seguramente el niño o adolescente deberá enfrentarse más adelante.

Consumir responsablemente: La básico es establecer cuáles serán los ingresos y los gastos que el niño tendrá mes a mes. A partir de eso es útil incentivar a través de un objetivo, como por ejemplo la compra de una determinada cosa. Como se trata de objetivos de mediano y largo plazo, estaremos reforzando el valor del ahorro, y probablemente abriendo la posibilidad de usar alternativas de financiamiento, si nos piden parte del dinero necesario para comprar dicha cosa. El ejercicio puede servir para comprender la planificación que requiere pedir un préstamo y el esfuerzo que implica pagarlo responsablemente.

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Adaptado del artículo de www.guioteca.com: ¿Cómo inculcar hábitos financieros a los niños?