abril 27, 2010

Bullying: Da el primer paso

El bullying es una forma de discriminación, tan importante como el acoso sexual, la homofobia, el racismo, la xenofobia o la discriminación por género, ya que viola el principio de igualdad de todas las personas.

Esta forma de intimidación involucra un comportamiento repetitivo agresivo con un desequilibrio de poder en contra de una víctima que tiene dificultades para defenderse. Sucede por períodos prolongados de tiempo y sus consecuencias llevan a que las víctimas se sientan tristes, heridas o de menor valor.

El bullying puede expresarse de tres maneras distintas:

1. Si es psicológica se realiza mediante gestos, indiferencia, suspiros, miradas y ostracismo (aislamiento).

2. Si es verbal sucede con insultos, chismes, rumores, calumnias o exageraciones.

3. Si es física se expresa en golpes, patadas, persecución, sabotaje o empujones.

También existe el cyber bullying, nacido con los métodos de comunicación por internet y celulares, en el que se intimida con amenazas, rumores o imágenes humillantes por mensajes de texto, correo electrónico o difusión por la web. Así, ni siquiera la propia casa es una zona libre de intimidación.

Para detener el acoso es necesario hallar a un líder fuerte, dentro del grupo o fuera de él y con una posición de autoridad, que marque los límites de cómo comportarse con los demás. Si la escuela, club o lugar de trabajo tiene un plan de acción, éste debe seguirse estrictamente e intervenir directamente cuando se sospecha que hay acoso o abuso. De lo contrario, nos exponemos a percibir la situación como aceptable y la exclusión de la víctima se ve reforzada.

También es importante entender que el bullying es problema de un grupo y no de un individuo problemático. Por lo tanto, no sólo debemos intervenir con la víctima y el abusador de turno, sino que en todo el grupo, de modo que se vea como inaceptable una conducta de discriminación y se premien las conductas integradoras.

Les dejamos un video sobre la prevención del bullying, en el que muestra que tomar la iniciativa de defender a las víctimas puede erradicar el sentimiento de abandono o de menor valor que experimentan.

 

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