septiembre 30, 2011

La llegada de un nuevo hermano y los celos


Bien es sabido que en muchas ocasiones la llegada de un nuevo miembro a la familia es complicado y con mayor razón si es pequeño e hijo único el que lo espera.


Para un niño mayor, el nuevo integrante a la familia se convierte en ocasiones en un rival, por lo que es preciso evitar sus celos reconociéndole ciertas prerrogativas y valorándolo. Los celos son la primera experiencia que recibe el niño de la competencia social. Es una experiencia perfectamente constructiva, el que no lo sea, depende casi siempre de la actitud de los padres, que pueden cambiar la competencia natural entre hermanos en celos ansiosos y hostiles.


El motivo principal del celo infantil es el deseo de monopolizar y acaparar totalmente el afecto de la madre. Una de las causas por las que el niño se comporta mal es por los pensamientos fratricidas que producen intensos sentimientos de culpabilidad que llenan al niño de ansiedad y una forma de mitigarlo es buscando el castigo de los padres, consiguiendo que los padres estén continuamente pendientes de él.



Es habitual también, que el hermano pequeño sienta celos de algún hermano mayor, bien porque observa que tiene ciertos privilegios de los que él aún no puede disfrutar por ser pequeño, o bien porque los progenitores muestren mayor interés y predilección por algún hermano concreto.


Esta situación no suele darse en la primera etapa de la vida de los niños, sino más adelante. De hecho la intensidad de los celos suele ir variando de unas edades a otras. La mayoría de los expertos opinan que ante la llegada de un nuevo hermano la edad más conflictiva suele ser entre los tres y seis años, que es cuando surge una mayor rivalidad. Sin embargo, a partir de los seis o siete años los niños suelen tener una actitud de cooperación con los padres y de mayor acercamiento al recién nacido, lo que no quiere decir que haya que esperar hasta esta edad para tener otro hijo.

Antes de que nazca un hermanito, el niño que le precede debe estar enterado de los privilegios y ventajas de ser mayor, no observar importantes modificaciones en la estructura del hogar que se dispone a recibir al futuro bebé, es decir, que no lo saquen a él de su pieza para que la ocupe el nuevo miembro familiar. Convérsele sobre su "hermano menor" y háblele de cuando lo esperaban a él, busquen un nombre juntos. Es fundamental que el niño tenga la seguridad de que sus padres no le retirarán el afecto cuando nazcan otros hermanos.

Converse con el niño para saber cómo se siente y, a la vez, para que usted comente sus sentimientos y derribe mitos en el menor. Cuéntele sobre sus hermanos o sobre las "hermandades" de otros. Incítelo a que le de besos y abrazos a la guatita, teniendo presente que en el interior está su hermanito. Podrían sacar ropa que él haya usado cuando pequeño y que escoja lo que le prestará al hermano.

Cuando el hermanito ya está en el mundo, debe participar en su cuidado y protección, por ejemplo, ayudar a la mamá a cambiarle la ropita, vigilarlo mientras la mamá está en otro quehacer, etc. En los ratos que la madre deba dedicarse exclusivamente al bebé, es el padre quién debe estar al lado del hijo mayor, dándole el reconocimiento de importancia que se merece.


Dedíquele regularmente un rato para jugar sólo con él, propóngale salir sin llevar también al bebé. Al ser el primero, ha gozado durante mucho tiempo de sus padres en exclusiva, es preciso que todavía tenga, de vez en cuando, la posibilidad de estar a solas con ellos.


Ayúdelo a conocer mejor a su hermanito, muéstrele lo divertido que puede ser el bebé. El hermano pequeño suele sentirse muy atraído por el mayor, le sonríe con agrado y casi siempre quiere imitarlo.


Las relaciones entre hermanos son forzosamente fuente de dificultades, exigen la paciencia y la comprensión de los padres. Durante una gran parte de su infancia, los hermanos se van a pelear con frecuencia sin dejar de quererse. Estas relaciones, en ocasiones tempestuosas, son a la vez enriquecedoras y contribuirán a forjar la personalidad de cada uno de ellos. Más allá de los conflictos y de los celos mutuos, se establecerá también una complicidad y una solidaridad irremplazable.



Adaptado de: www.constanzadiaz.cl/content/view/444474/La-llegada-de-un-nuevo-hermano-y-los-celos.html#content-top


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