marzo 24, 2012

Educando con personalidad a los niños

Quiero hacer referencia a un artículo muy bueno que apareció hace unas semanas en la Revista Mujer del Diario La Tercera (Chile), donde se entrevista al psiquiatra uruguayo Alexander Lyford-Pike. El autor se especializa en temas del desarrollo infantil y sus líneas de pensamiento son ampliamente reconocidas y aceptadas entre los colegas del rubro infanto-juvenil, por lo cual en esta página sus obras son un gran aporte para los padres, lo que me estimula a difundir el mencionado reportaje.

En la revista se hace una breve descripción de su trabajo y su trayectoria que se centran en orientar a los padres en el cómo hacer para que puedan criar a sus hijos con una personalidad segura y a la vez felices. Y básicamente recomienda que en la crianza de los hijos la combinación ideal es la mezcla equitativa entre amor y cariño, junto con firmeza y límites claros. De hecho tiene un libro llamado "Ternura y Firmeza con los Hijos". Y hace poco habría publicado uno llamado "Hijos con Personalidad, Raíces y Alas" junto a otras dos autoras (Marianella Ciompi y María José Soler).

A continuación resumiré los principales puntos mencionados en la revista como claves para educar a los hijos de esta manera (seguros y felices).

1. Enseñar en positivo.

Se refiere a reforzar y estimular todas las cosas buenas que hagan los hijos, como medida tanto o más importante que el corregirlos ante los errores, ya que la tendencia natural de los padres es solo llamar la atención cuando el hijo comete una equivocación, por lo cual se le refuerza indirectamente esa conducta en vez de la conducta deseable y esperada, que por lo general los padres asumen como lo más natural en sus hijos, lo que no siempre resulta sí. Siempre es necesario y recomendable estimular y reconocer las conductas buenas en los niños para que ellos asocien que eso es lo que se espera de ellos y se esfuercen por desarrollarlas de nuevo.

2. Educar en valores y virtudes.

Los valores familiares son muy importantes en la conformación de la identidad de los hijos y se transmiten a diario y en forma casi imperceptible para ellos, como por ejemplo en los momentos de reunión y conversación familiar como las horas de las comidas u otras actividades familiares. Se enseña con el ejemplo, por lo tanto es muy importante que ambos padres sean fiel reflejo de los valores como el respeto, la honestidad, la solidaridad, la perseverancia, etc. a la hora de relacionarse con todos los miembros de la familia. La madre y el padre deben darse un trato amoroso y cordial si esperan que sus hijos sean personas cordiales y amables, por ejemplo.

3. Hablar claro y aprender a comunicarse.

Se sugiere ser claros, concretos y directos para darle los mensajes a los hijos, sin tantas "vueltas". Por ejemplo si se quiere que ordene sus juguetes en la pieza, a los más chicos decirles "ordena tus juguetes ahora" y repetirles el mensaje -con suavidad pero firmeza- tantas veces sea necesario hasta que el niño lo haga, no dejarlos discutir ni rebatir las órdenes parentales. No enredarse en miles de explicaciones de porqué debe hacerlo, bastaría una sola, breve y precisa y mantenerse firme en la actitud de que él lo debe hacer y nadie más. Y con los adolescentes utilizar más la negociación: conversar y acordar compromisos concretos y realizables, donde ambas partes colaboren y reciben algo a cambio.

4. Tener un reglamento familiar claro.

Se recomienda darles tareas y responsabilidades a todos los miembros de la familia, incluidos los más chicos, ya que de esta manera se les enseña a ser responsables y se les otorga seguridad acerca algunas habilidades que puedan desarrollar, lo que redunda en una mejor autoestima también; junto con desarrollarles tempranamente el sentido de la cooperación al menos a nivel familiar. También se recomienda normar claramente en tema de los horarios de las jóvenes para acostarse, llegar de vuelta de las fiestas, las comidas familiares donde deben estar presentes, etc. y se sugiere sacar televisores y computadores de los dormitorios para fomentar espacios de encuentro familiar.

5. Reuniones especiales.

Frente a acontecimientos especiales como la pronta llegada de las vacaciones, si ocurre algún imprevisto como un accidente o si hay que tomar alguna decisión que involucre a toda la familia, en lo posible reunir a la familia y conversar entre todos las opciones y alternativas de acción. La idea es fomentar la participación y el interés en hacerse presente también ante eventos difíciles y enseñar de este modo estrategias de toma de decisiones y resolución de conflictos, además de reforzarles su autoestima al darles a entender que los hijos (adolescentes y niños mayores) también tienen poder de decisión y voz y voto en las decisiones familiares.

6. Aplicar planes de acción.

Básicamente hace referencia a que los padres debieran conversar y acordar periódicamente las medidas a tomar frente a eventuales situaciones complejas; como por ejemplo si a algún hijo le está yendo mal en el colegio, para tener prevista las medidas a tomar y no actuar después en forma muy improvisada. El autor opina que "gran parte de la educación está en adelantarse a los sucesos"... y hace referencia a un dicho que dice: "más vale llegar un año antes que un minuto después".

7. Hechos más que palabras.

Ser consecuentes con lo que se dice y lo que se hace. También el aplicar técnicas disciplinarias para lograr objetivos, si es necesario (pero nunca el castigo físico). Generar complicidades y transmitir valores con el propio ejemplo y sobre todo, compartir mucho con ellos, idealmente al menos 20 a 30 minutos diarios en alguna actividad especial entre padre e hijo, como juego en el suelo (con los más pequeños), leerles cuentos o libros, hacer alguna actividad física o deportes juntos. Lo más importante es que el hijo sienta que el tiempo está destinado a él en Exclusiva y no tiene que pelearse la atención del padre de otras actividades o responsabilidades de éste.

 

niña

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