Se
define como un trastorno de la fluidez al hablar, no es una enfermedad, es
involuntaria y cíclica, es decir que aparece y desaparece por períodos de
tiempo variables. No tiene relación con la inteligencia de quien la padece. Es
más frecuente en personas del sexo masculino. Alrededor del 80% de las
influencias comienzan alrededor de los 3 y 4 años. Algunos estudios revelan que
hay una predisposición hereditaria, pero que requieren del entorno familiar y
social en que se desenvuelve el infante.
El
lenguaje “normal” no es perfecto, sino que todos tenemos diferente capacidad
para sostener la fluidez. Utilizamos “difluencias típicas” para expresar ideas
como repeticiones de palabras, de sílabas, de frases, muletillas, etc.
Los
tartamudos, sea niño, adolescente o adulto se tropieza con las palabras de una
manera diferente; algunos repiten palabras con esfuerzo, otros prolongan los
sonidos o se quedan sin aire en la mitad de una palabra, o presentan esfuerzo
en distintas partes del cuerpo como temblor en la mandíbula, en los labios o en
otras partes del cuerpo.
El
pronóstico será más favorable en la medida que se detecta y trata precozmente,
ya que en los primeros años de vida, el niño tartamudo tiene mayores
posibilidades de recuperar la fluidez. La tartamudez en edades tempranas se
puede prevenir.
La
tartamudez tiene una base biológica, pero se puede detectar y prevenir en niños
pequeños y compensar en adolescentes, jóvenes y adultos.
Algunas
sugerencias:
- Cuide la forma de hablar (comunicarse) con su hijo/a y le ayudará a hablar con fluidez o de lo contrario, lo obstaculizará.
- Hable en forma lenta, suave y relajada.
- Dele tiempo y espacio para hablar.
- No lo interrumpa mientras habla, ni deje que su hijo lo haga cuando los demás hablen.
- No le complete nunca la frase que tarda en terminar.
- No lo corrija ni le de indicaciones para que trate de “hablar mejor”
- Cuando hable con su hijo mírelo de frente, no desvíe la mirada ni gesticule.
- Demuéstrele su cariño.
- Muy importante dar seguridad al niño de que se le quiere y valorarlo, que él tenga claro que el cariño no está condicionado a alguna característica suya que sea positiva y así se evitará que se aísle y disminuya su autoestima. Él puede socializar igual que los demás y se debe procurar que lo haga.
Adaptado de revista “3 veces salud”
Boletín nº14, Septiembre de 2012.